Pingüinos

Existe una prueba irrevocable de que el Monstruo de Espagueti Volador (MEV) creó el mundo. Alguna gente muestra una selección de fósiles como prueba y luego aplican una difusa interpolación para explicar huecos en el registro fósil, unos utilizan seres supremos ficticios y otros aseguran que algún tipo de Diseño Inteligente lo creó todo. Yo, de hecho, poseo pruebas de que en cada continente todo lo creado recibió el toque de Su Apéndice Tallarinesco. Otros muestran folclores exóticos para explicar a «su Dios», pero el MEV ha tocado cada continente y a todas las culturas, dejando Su marca con Su Apéndice Tallarinesco. Para poner en claro esta abrumadora preponderancia de pruebas iré continente por continente para hacerlo comprensible incluso para el dogmático más obtuso. Para empezar, elijo el hogar legendario de los WASP (blancos, anglosajones y protestantes), Europa.

Europa es el ejemplo más sencillo del gran trabajo del MEV. Podemos dar testimonio fácilmente de las numerosas pastas atribuidas a Italia, donde uno puede encontrar pruebas contemporáneas del poder del Monstruo de Espagueti Volador en la pasta conocida como «espagueti», palabra etimológicamente relacionada con «cordoncillos». Esta pasta en forma de largo y estrecho cilindro no es la única del menú: las formas y tipos varían enormemente y las salsas que las acompañan conducen a una variedad de proporciones celestiales. Esta es la muestra más comúnmente citada como ejemplo de pruebas a favor del MEV, pero hay otras que demuestran Su existencia antes de que Italia descubriese la pasta. Ciertos accidentes geográficos reciben su nombre de Él. La etimología de Apeninos es Apéndice Tallarinesco, y el Danubio con sus afluentes es idéntico a un Apéndice Tallarinesco. Incluso los engreídos franceses tienen un incuestionable fósil de la Edad de Piedra, prueba de su trabajo en la «Piedra Achelense: Tenedor Giratorio para Espagueti» de Saint-Acheul, datada entre 1.000.000 y 300.000 a.e.c. Con esto reunimos pruebas incuestionables de Su mano en las culturas humanas que se remontan a un millón de años de antigüedad.

Europa, como ya se discutió en este ensayo, no es el punto de partida de la historia pastafari. África, el lugar de nacimiento de la humanidad, es un continente que apenas está siendo rastreado por los arqueólogos pastafaris, y su potencial para proveer de pruebas incontrovertibles sobre la manipulación del Tallarinesco solo recientemente se está poniendo de manifiesto. Este pequeño descuido por parte de la comunidad arqueológica se ejemplifica por la presencia de solo dos hechos significativos en el registro histórico. El primero es la presencia de su propia versión de pasta, el cuscús moruno, que obviamente era maná del Cielo, y su forma y abundancia es reflejo del ambiente en el que se come. El cuscús se parece a la arena, para armonizar con el desierto arenoso en el que los árabes vivían. Este es un ejemplo de cómo el Monesvol es amable y comprensivo al dar a cada pueblo el don de la pasta en una forma que les permita identificarse con ella. Sin ningún ejemplo para el filamentoso espagueti en el hábitat, la gente no habría sabido qué hacer con un alargado tallarín, y así, el MEV hizo que su pasta se pareciese a la arena y que así los pueblos autóctonos pudieran comerla. Por tanto, las grandes dunas pueden ser vistas como maná del Cielo en forma de grandes montículos de cuscús. El segundo ejemplo, es el antiguo Egipto. Debido a un error de traducción de la Piedra Roseta, la palabra para «junco» se sustituyó por «megagueti» (una forma de espagueti de gran diámetro), y de ahí que los jeroglíficos se interpretasen incorrectamente como si mostrasen gente recolectando juncos en vez de recogiendo grandes haces de megagueti. Se dice que los fenicios construyeron barcos de juncos con los que navegaron los mares, y todo el mundo sabe que eso es imposible. Cualquiera entiende sin embargo que los barcos de megagueti se autosellarían formando una masa pastosa al entrar en contacto con las cálidas aguas del océano, produciendo una nave muy marinera y a prueba de fugas. Se cree que con los originales barcos de megagueti comenzó el comercio en el Mediterráneo. Vemos por tanto que desde África el MEV tocó al pueblo del desierto e inició los grandes imperios comerciales. Crucemos ahora el Atlántico hacia los imperios del Nuevo Mundo.

América del Sur poseía grandes civilizaciones antiguas. Tenían oro a tutiplén, tenían yamas llamas, ñame, chocolate, patatas, maíz, cocaína, calendarios que solo necesitaban un día bisiesto cada varios cientos de años, agricultura extensiva, y una gran burocracia. Sin embargo, les faltaban tres cosas importantes que necesitaba toda civilización antigua: no sabían utilizar la rueda, no tenían caballos y no conocían la pasta. La vergüenza de no ser capaces de hacer rodar algo o cabalgar ya era bastante grave, pero no poder comer pasta afecta a la esencia misma de la sociedad. Tanto los incas, como los aztecas, intentaron compensar estas deficiencias: conquistaron otras tribus, amasaron oro, construyeron templos, apelaron a dioses menores, pero nada de lo que intentaron funcionó. Desesperados, empezaron con los sacrificios humanos para apaciguar a esos dioses menores con la esperanza de conseguir un mayor conocimiento de los tallarines que los guiase. Esta estrategia estaba condenada a fallar, y la llegada de Cortés aceleró la caída. Algunos académicos aseguran que fue la viruela la que barrió a los ejércitos de Moctezuma, pero no fue el caso. Cortés no llevó la viruela, sino un paquete de finos y deliciosos espaguetÓreos. Moctezuma, al darse cuenta de su carencia de espaguetÓreos, ordenó a sus tropas arrojarse sobre sus espadas por vergüenza. El 97% de la población se suicidó por su incapacidad para alcanzar la iluminación y por la desesperación y el oprobio insoportable que los tallarines causaron entre ellos. El otro 3% eran unos cobardes sin vergüenza. Cortés, que no se cortaba a la hora de atribuirse el mérito, lo hubiese ganado o no, aseguró haber conquistado la nación para España, reunió todo el oro y zarpó de vuelta. Pero fueron los espaguetÓreos los que conquistaron el gran Imperio Azteca.

Dirigiéndonos a América del Norte nos damos cuenta de que las civilizaciones nativas ya habían sido tocadas por Él. Una de las pruebas más reseñables de Su influencia es el álamo. El nombre de este árbol proviene del ojibwa (o chipewa), del término «aspe» que significa «árbol de los dioses que da tallarines, crece alto y recto y susurra en el viento como los Apéndices Tallarinescos del Gran Volador» (una pequeña nota al margen: los ojibwa eran muy buenos acortando palabras en una simple palabra). La verdad que nos muestra este árbol de los dioses es evidente en tanto que el álamo tiene una corteza interna que puede ser extraída, cortada en tiras y cocida para hacer un plato de tallarines comestibles. Están muy buenos cuando se sirven con bolas de penmican hechas de venado. Es muy parecido a unos espaguetis con albóndigas. Aunque algunos estudiosos afirman que es evolución convergente, nosotros sabemos que así lo dispuso el MEV. La primera cultura colonial se inspiró en los dones que nos dio, incluido el don de la pasta. Esto se expresa claramente en la letra de la canción infantil «Yankee Doodle puso una pluma en su sombrero y la llamó macaroni». «Macaroni»… ¿una simple coincidencia para hacer una rima?

¡Yo creo que no! Es un hecho histórico. El revolucionario Charles Kraft empezó a suministrar a los colonos macarrones Kraft y queso a pesar de la oposición inglesa, que insistía en que todo el mundo comiese jamón y galletas. Tomar macarrones fue la manera de los primeros colonos de decirle a través de sus platos al Rey Jorge que lo suyo apestaba. El Monstruo de Espagueti Volador dejó su marca en la cultura nativa y ayudó a la Revolución Americana a dar un golpe contra la tiranía y a favor de la democracia. Vayamos ahora a otra colonia inglesa, Australia.

Australia es un continente descubierto hace relativamente poco. Los europeos lo dejaron intacto hasta fechas muy recientes en la historia. El ejemplo más claro allí, de la guía del Apéndice Tallarines del MEV es el canguro. Estos vivarachos marsupiales fueron testigos del Grande, y están en camino hacia la iluminación. Las pequeñas crías de canguro son llamadas «joeys», y comprenden que volar como el MEV es el primer paso a la deificación. Así que los joeys saltan, tratando de permanecer en el aire tanto como les es posible en un intento de vuelo. Pasan los días pensativos intentando saltar lo bastante alto para despegar y volar como el Grande. Un grupo de canguros adultos trascendentalitas (y un tígger, una criatura felina con la parte de arriba de goma y la de abajo de muelles) lo ha conseguido y ha levitado por el aire como el MEV a través de la meditación. Este momento de recogimiento se rompió rápidamente con la llegada de unos turistas japoneses que hacían fotos a los canguros voladores liderados por el tígger. Para recompensar a los canguros por su fe, el MEV hizo que a los turistas se los comiese Godzilla a su regreso a Japón. Las consecuencias no esperadas fueron que las cámaras se perdieron, así que las pruebas fotográficas de la existencia de canguros voladores liderados por un tígger se han perdido para siempre. Por otra parte, solo hay pruebas menores y circunstanciales de Su trabajo en Australia. La más notable entre estas pruebas es que a los árboles, en el asolado interior, se les conoce excepcionalmente como de «corteza fibrosa», lo que implica que recuerdan a las súbitas apariciones del MEV volando boca abajo, lo que, por cierto, es la razón por la que Australia se conoce como «allí abajo».

Aunque Australia está repleta de pruebas circunstanciales del MEV, hay que viajar al norte para descubrir pruebas de una naturaleza más palpable. China tiene los tallarines fosilizados más viejos del mundo. La comunidad arqueológica descubrió un cuenco de tallarines volcado que se había fosilizado hace mil años, que son los restos de tallarines más antiguos el mundo. Se ha informado de siete cuencos de tallarines fosilizados que datan del 8000 a.e.c., descubiertos en una provincia del sur, Yangtze, pero fueron saqueados y acabaron sirviéndolos como «tallarines fritos extra crujientes» en la hora punta del City Wok de South Park, Colorado, con un recargo de 3.95 dólares. Todos los tallarines que quedaban los devoró un niño fuertecito de nueve años con muy malas maneras y peor carácter. Por tanto, la validez de estos hallazgos no puede ser verificada. Este solo es otro caso de cómo el saqueo de antigüedades provoca pérdidas en toda la comunidad científica. Otra prueba en Asia es la variedad de fideos y tallarines que se pueden encontrar allí: fideos cortos crujientes servidos como tallarines chow mein en China, y como pad thai en Tailandia, y el ramen en Japón, por mencionar algunos. Los tallarines, por tanto, son una parte importante de la dieta en Asia. Para contrastar, iremos al último continente, la Antártida.

Ejército Pingüino

La Antártida, la maldita, es el continente que para los pastafaris equivale al Infierno de la cristiandad. El Volcán de Cerveza se congeló hace milenios, las strippers se cubren con parkas acolchadas y gruesos pantalones, y todo está cubierto de nieve y hielo. Los únicos habitantes nativos son los malditos por Él. Allí ha enviado a los que han renegado de Él, los pingüinos. Estos pingüinos, bajos y robustos, son los descendientes del retaco original. El retaco se encabronó con el MEV por crearlo tan bajito, y fuera de sí, maldijo al Grande en voz alta y con muchas palabrotas. En represalia, un vengativo MEV envió al rechazado a la parte más fría del mundo, y metamorfoseó al degenerado en un pingüino. El pingüino es lo opuesto a todo lo que es piadoso. Tiene alas, pero no puede volar. Tiene aletas en vez de manos, así que es incapaz de tomar con ellas tallarines. No come nada sino pescado, que es más asqueroso incluso que las albóndigas de pescado. Él creó una tierra que es incapaz de fructificar con nada que valga para fabricar pasta. El krill, lo único con lo que los pingüinos podrían hacer tallarines, sabe mal. Por eso la Antártida es la tierra de las creaciones rechazadas, y hasta el día de hoy no se sabe de ningún pastafari que se haya comido un pingüino, así que deducimos que nuestra religión prohíbe el consumo de su carne igual que otras religiones tienen tabús alimenticios.

Herejía PingüinaAprendiendo de este error, lo siguiente que Él hizo después del retaco, fue un enano, que resultó ser bastante divertido cuando se emborrachaba bebiendo del volcán y empezaba a la vez a maldecir y a tirarles los tejos a las strippers. Así que el MEV se quedó con los enanos para alegrarse y que lo distrajeran. Se distrajo tanto que olvidó lo siguiente en Su lista de tareas por hacer: «crear tiburones que se alimentaran de pingüinos».

Así que podemos ver las pruebas incontestables que prueban, más allá de toda sombra de duda, que el Gran Monstruo de Espagueti Volador lo creó todo en el mundo y que influye en la evolución a lo largo de la historia. Se ha demostrado que Su Apéndice Tallarinesco ha tocado cada continente y cada civilización alrededor de la esfera terrestre. Estas pruebas se han catalogado cuidadosamente por los escribas designados en los grandes barcos piratas que en sus viajes alrededor del mundo buscan pruebas arqueológicas del Grande. El único continente que evitan es la Antártida, pues saben que no deben ir: Shackleton, el explorador, trajo de vuelta información de lo que los desagradecidos pingüinos intentaron hacerle a él y a su tripulación cuando se quedaron allí varados. Las pruebas que se reparten por todo el globo, los tallarines chow mein de China, los tallarines de álamo en Nebraska, los canguros voladores de Australia, y los grandes barcos de megaguetis de los fenicios, deberían dejar zanjado todo debate sobre la influencia del Monstruo de Espagueti Volador.